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El lenguaje secreto de la expresión corporal

El ser humano tiene diferentes formas de expresarse y comunicarse hacia los demás. Según un estudio realizado por el profesor Albert Mehrabian, de la Universidad de California, cuando nos expresamos, las palabras que se pronuncian tiene un impacto del 7%, el tono de voz un 38% y nuestro lenguaje corporal un 55%. Por lo tanto, se puede decir que el ser humano al comunicarse impacta más con su lenguaje no verbal y tono de voz que con las palabras propiamente dichas.

Por ende, es importante que desde pequeños se motive la comprensión y reconocimiento del lenguaje no verbal tanto en uno mismo como en los demás. De esta manera tratamos de concientizar a nuestros hijos que sus palabras tiene que ir de acorde con sus acciones y de esta forma poder transmitir el mensaje deseado. Asimismo, ser capaces de reconocer como nuestro cuerpo cambia cuando está enfadado, contento, nervioso, preocupado, etc, ayudándonos así al autoconocimiento y a la regulación de nuestras emociones.

Por ello, en nuestro taller de expresión corporal se realizarán actividades vinculadas al teatro, yoga, danza, improvisaciones, entre otras, las cuales motiven el reconocimiento y manejo de nuestras ex​presiones y movimientos corporales. Para así concientizar a nuestros hijos que la comunicación no solo es la palabra sino también lo que dice nuestro cuerpo.

Además, se trabajarán pautas sobre el respeto hacia nuestro propio cuerpo, el del compañero y el respeto por las ideas y puntos de vista diferentes de las personas que nos rodean. de tal manera que nuestros hijos puedan desarrollar el respeto hacia ellos mismos y los demás.

En conclusión, lo que se busca en el taller de expresión corporal, es que nuestros hijos conozcan y acepten su cuerpo con respeto, conozcan como el cuerpo puede expresar diferentes emociones mediante las posturas y movimientos, y la importancia de mantener una coherencia entre lo que se dice y se hace. De esta forma los ayudaremos a ser capaces de transmitir sus mensajes adecuadamente.

Escrito por:

Psicóloga Johana Herrera Sommerkamp

Especialista en psicología educativa y desarrollo humano

Centro de Desarrollo Humano Zueh

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