Estudios que demuestran que el 95% de los niños que no gatean presentan problemas en la lectoescritura; el 5% que no lo tiene es porque lo han superado trabajando la manualidad.
¿Cómo es que el gateo es importante para el desarrollo de la lectura y la escritura infantil?
Desde que el bebé está en el vientre materno, su cerebro se está desarrollando, pero no es hasta que nace y empieza a interactuar con su entorno que se interconectan las distintas áreas cerebrales, el gateo desempeña un papel fundamental en eso.
Con el gateo el bebé comenzará a tener referentes corporales más claros, así como una mejor orientación espacial que resultará vital para el desarrollo de la lectoescritura. Asimismo, desarrollará la dominancia ocular motora y sensorial que le facilitará el aprender a leer y escribir con mayor soltura y rapidez.
Al gatear también desarrolla la coordinación mano-ojo y la convergencia visual y empieza a percibir su entorno de forma tridimensional, habilidades que le permitirán ejecutar acciones mucho más complejas como calcular la distancia desde sus ojos hasta el libro o su mano, seguir con la vista las palabras mientras lee y percatarse de la profundidad de los trazos en sus dibujos.
Mientras el niño gatea se estimula además la sensibilidad táctil de la palma de la mano, lo que beneficia el desarrollo de la motricidad fina que, en el futuro, se traducirá en un mejor control del trazo en la escritura. En este período también aparece la pinza de agarre, una habilidad que le permitirá agarrar y sostener objetos pequeños y más adelante, el lápiz.
Obviamente, mientras antes empiece a gatear el pequeño, antes desarrollará la lectoescritura.
De hecho, se ha demostrado que los niños que comienzan a gatear a los 7 u 8 meses suelen aprender más rápido a leer y escribir que los pequeños que han empezado a gatear a los 9 o 10 meses de vida.
Escrito por:
Karen Llantoy Cordova
Lic. Tecnología Médica
Especialidad Terapia física y rehabilitación