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¿Es importante intervenir a temprana edad a mi hijo con Síndrome de Down?

La intervención temprana tiene especial importancia en los niños con Síndrome de Down debido a que el desarrollo psicomotor es el primer paso en el desarrollo de un niño. La meta de la intervención temprana es lograr que el niño aprenda a mover su cuerpo de la manera adecuada.

Los niños con Síndrome de Down nacen con hipotonía muscular, la cual debe ser trabajada desde un principio.

La hipotonía es el término médico usado para describir una disminución del tono muscular. Las personas con hipotonía muestran una resistencia muy limitada al movimiento, lo que hace que su cuerpo sea muy flexible.

Gracias a la intervención temprana el niño aprende a compensar su baja tonicidad muscular.

La Intervención Temprana es importante empezarla con los niños/as con Síndrome de Down desde los primeros días de vida y seguir trabajando el desarrollo motor y la psicomotricidad hasta los seis años de edad aproximadamente. Aunque en ocasiones se dan casos de intervención con chicos/as con Síndrome de Down en la adolescencia o incluso en edad adulta.

¿Cuál es el objetivo de la intervención temprana en estos niños?

La intervención temprana en niños con Síndrome de Down trata de compensar su hipotonía, su laxitud ligamentosa, su menor fuerza y la cortedad de sus extremidades desarrollando patrones de movimientos compensatorios, que si se les deja persistir, terminarán a menudo en problemas ortopédicos y funcionales.

Se busca restringir al máximo el desarrollo de estos patrones de movimientos compensatorios, que los niños con Síndrome de Down son propensos a desarrollar.

Los niños con Síndrome de Down quieren hacer todo lo que cualquier niño desea hacer: quieren sentarse, gatear, caminar, explorar su entorno e interactuar con las personas que los rodean. Pero para hacerlo, tienen que desarrollar sus destrezas de motricidad gruesa. Debido a ciertas características físicas anteriormente mencionadas, los niños con Síndrome de Down no desarrollan las destrezas motoras del mismo modo que lo hacen los niños con desarrollo típico. Ellos encuentran otras formas de compensar la diferencia en su contextura física y algunas de estas compensaciones pueden llevar a complicaciones en el largo plazo, tales como dolor en los pies o desarrollo de un patrón de marcha ineficaz.

La meta de la intervención temprana para estos niños no es acelerar su índice de desarrollo, como se asume generalmente, sino facilitar el desarrollo de patrones óptimos de movimiento. Esto significa que en el largo plazo, querrá ayudar a que el niño desarrolle una buena postura, una alineación correcta de los pies, un patrón de marcha eficiente y una buena base física para el ejercicio a lo largo de su vida.

Servicios de intervención temprana:

  • Deben ocuparse del resultado funcional del niño en el largo plazo.
  • Deben apuntar a minimizar el desarrollo de patrones de movimiento compensatorio,
  • Deben concentrarse en la marcha, la postura y el ejercicio.
  • Brindar la oportunidad a que los padres aprendan la mejor forma de presentarles información y desafíos a sus hijos para poder ayudarlos a tener éxito en su desarrollo integral.
  • La intervención temprana va a partir del movimiento como base de todo proceso de desarrollo del sistema nervioso del niño, sin desligarlo del aspecto sensorial y psíquico a la hora de iniciar un programa global de intervención.
  • Durante los primeros días de vida, las actividades de motricidad gruesa que se le enseñan al niño con SD tienen que despertar su atención y curiosidad. Debemos desarrollarlas en un ambiente favorable, de aparente espontaneidad y naturalidad, utilizando el juego como método más apropiado.
  • Es aquí donde la familia y su entorno físico van a jugar un papel fundamental, por esta razón, uno de los aspectos centrales del programa de tratamiento de intervención temprana, es el de orientar y educar a la familia (padre, madre, hermanos/as) haciéndoles comprender la importancia de las actividades físicas terapéuticas en este estadio inicial del desarrollo y mentalizándolos para que tomen conciencia de que la familia es la protagonista del tratamiento del bebé.
  • Así pues las primeras sesiones se realizan de manera semanal, siendo la familia la encargada de realizar el tratamiento en el seno del hogar, por ser este el espacio en donde el niño/a va a desenvolverse la mayor parte del tiempo, en esta fase de su crecimiento; por lo tanto, el rol de la terapista es la de orientar a la familia en cuanto a las estrategias que ésta debe realizar para mejorar la capacidad física de su niño/a.

¿Cómo motivar el aprendizaje en Niños con Síndrome de Down?

El desarrollo de las destrezas de motricidad gruesa es la primera tarea de aprendizaje que el niño con Síndrome de Down y sus padres enfrentarán juntos. Esta es una oportunidad para los padres de comenzar a comprender la forma de aprendizaje de su hijo. Use estos consejos como un punto de partida para comenzar a explorar el estilo de aprendizaje de su hijo:

  • Determine qué es lo que motiva a su hijo. Es más probable que su hijo se mueva cuando haya algo que lo motive. Por ejemplo, puede gatear para alcanzar su juguete favorito. Cuando practique destrezas motoras, el éxito y el disfrute de su hijo dependerá de la forma en que usted juegue, los tipos de juguetes que use y dónde los coloque.
  • Piense de la forma en que piensa su hijo. Descubra cuáles son las destrezas de motricidad gruesa que a su hijo le gusta practicar y construya a partir de esas destrezas. Por ejemplo, si a su hijo le gusta estar boca abajo, enséñele a girar, gatear y trepar; si le gusta sentarse, enséñele a moverse para que consiga sentarse solo. A menudo, los niños se sienten motivados a aprender destrezas en un orden diferente y está bien seguir las pautas de su hijo y trabajar en lo que él esté listo y deseoso de aprender.
  • Prepare a su hijo para que tenga éxito. Practique destrezas que su hijo esté preparado para aprender de modo que pueda ejecutarlas. Haga las prácticas cuando esté en su mejor momento físico para que tenga energía, concentración y paciencia para trabajar en destrezas nuevas o emergentes. Sepa cómo posicionarlo y use los mejores motivadores. Por último, sepa cuándo detenerse. Unos pocos momentos oportunos en los que su hijo entiende una nueva destreza y tiene éxito para ejecutarla son mucho más valiosos que una hora de luchar que los haga que los dos se sientan frustrados y alterados.
  • Entienda las sugerencias que le da su hijo. Preste atención a la forma en que su hijo responde a la práctica de destrezas. Si es demasiado difícil, hágala más fácil cambiando la configuración o dándole más apoyo. Practique siempre que su hijo esté haciendo lo mejor. La calidad del tiempo que pase practicando destrezas de motricidad gruesa es mucho más importante que la cantidad.
  • Trátela como un juego. Piense en la enseñanza y la práctica de la destreza como en un juego. En primer lugar, presente el “juego” para que su hijo sienta y tolere el movimiento. En segundo lugar, ayude a su hijo a familiarizarse con el juego y a entender lo que usted quiere que haga. En tercer lugar, practiquen el juego juntos y vaya disminuyendo su apoyo de forma gradual. En cuarto lugar, continúe hasta que logre independencia. La meta final es que su hijo domine el juego y pueda hacerlo solo.

Los niños con Síndrome de Down tienen un estilo único de aprendizaje y debemos entenderlo y respetarlo. Realmente hay que adaptar el trabajo que se hace con cada niño. Uno debe de asegurarse de que las sesiones de intervención brinden un entorno agradable de aprendizaje para los niños de modo que sean estudiantes dispuestos y alentar a los padres para que hagan lo mismo en su casa. Si su hijo siente que le están imponiendo el aprendizaje, simplemente buscará formas de resistirse y de evitarlo.

Escrito por:

Dina Anglas Torres

Licenciada en Educación Especial y Retraso mental

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