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¿Quién dijo que el andador era bueno?

Acompañar el crecimiento de un bebé implica tomar decisiones, es una larga lista de cuestiones sobre las que no es fácil ponerse de acuerdo. Sobre todo, cuando la voz de los especialistas interfiere con las costumbres, ya que, en materia de crianza, la tradición suele imponerse como la mejor opción, aunque no siempre sea la más adecuada.

Tal es el caso del uso del andador, a continuación te explicamos por qué este elemento está cuestionado por los especialistas.

Un bebé primero se sienta, luego se arrastra, luego gatea (algunos) y más tarde comienza a ponerse de pie y caminar. Todo este proceso va acompañado de un desarrollo mental que no se puede forzar.

Cada niño tiene su propio ritmo y da cada paso cuando está preparado para hacerlo. El bebé no se pondrá de pie si su madurez mental no está acorde a esa capacidad física.

Por lo tanto, colocar al bebé en un andador cuando todavía no sabe caminar hace que su mente no sea capaz de reaccionar a ese movimiento y acarrea los siguientes problemas:

  • No está en concordancia lo que hacen sus piernas con su desarrollo mental
  • No desarrolla la coordinación
  • Al comenzar a andar por sí mismo va incorporando las primeras nociones espaciales de su propio cuerpo con respecto al entorno, Pero en el andador ni siquiera es consciente del espacio.
  • No desarrolla especialidad, ni calcular distancias porqué impide que el niño pueda ver sus propios pies en movimiento, lo cual altera su relación con el espacio.

Por otra parte, no estamos preparados para aprender a caminar con las piernas separadas, como obliga el andador y esto puede generar lo siguiente:

  • Hace que el niño camine hacia los lados en vez de caminar de frente y obliga a que el bebé permanezca de puntillas, es decir, fuerza a tener posturas y movimientos forzados.
  • Aumenta el riesgo de anomalías en las rodillas y en los pies de los niños.

Al arquear las piernas también afecta el desarrollo de la espalda, la cual no está preparada para que el niño se mantenga erguido cuando aún no tiene fuerza para sostenerse «de pie».

  • Los músculos que utiliza para mover el andador son distintos a los que se ponen en marcha cuando da sus primeros pasos.
  • No aprende a mantener el equilibrio, a caerse y levantarse
  • Graves riesgos de accidentes

El uso del andador está en debate no solamente porque alteran el desarrollo normal del niño, sino además que son peligrosos.

El andador está relacionado con graves accidentes en los más pequeños. Las rueditas y el poco control que tienen los niños pueden provocar caídas desde alturas, golpes en la cabeza y demás accidentes.

Los niños que utilizan uno tienen el doble de riesgo de sufrir un golpe en la cabeza que los que no lo usan y dos veces más posibilidades de fracturas en brazos y piernas.

Las probabilidades aumentan a cuatro cuando hablamos de caídas por las escaleras, además de una mayor exposición a quemaduras y heridas con objetos punzantes.

¿Tan grave es?

Los pediatras y especialistas lo desaconsejan por todo lo que hemos mencionado antes, pero lo cierto es que se siguen vendiendo, no le pasará nada si se usa con mucha moderación y control para prevenir accidentes, recuerda que «el mejor andador es el que no se usa».

Escrito por:

Karen Llantoy Cordova

Lic. Tecnología médica

Especialidad Terapia física y rehabilitación

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