Seguro en muchas ocasiones hemos escuchado a personas preguntarnos acerca del desarrollo de nuestro hijo ¿Tu bebé tiene un año y no camina?, ¿Tu hijo no gatea como el mío? ¿Aún no habla y ya tiene un año?, sin darse cuenta de la libertad que cada individuo tiene por alcanzar nuevos retos según su individualidad. Estamos expuestos a una sociedad donde no podemos parar. ¿Por qué “se nos va el tiempo”? escuchamos decir. Desde que nacemos estamos expuestos a la velocidad que nos manda nuestro contexto. Corremos el riesgo de saltarnos etapas sin darnos cuenta que nuestros bebés son diferentes a los otros, el proceso de desarrollo esta marcado por las necesidades y los intereses que despierten en el transcurso del crecimiento.

En el proceso de crecimiento, los bebés deciden explorar el mundo que los rodea a través de sus manos, sus pies, su boca y todo su cuerpo, llevándolos a interesarse por todo lo nuevo que se le cruce en frente. Muchas veces observamos a nuestros hijos y creemos que durante el juego solo están divirtiéndose y pasando el rato, sin embrago es el momento fundamental para desarrollar nuestra creatividad y para vincularnos con nuestros cuidadores.

“Cada niño es diferente”, sabemos que nacemos con características únicas, pues venimos de familias y contextos diferentes, por ello no debemos pretender que nuestros hijos alcancen lo mismo que alcanzan otros en un tiempo determinado. Cada niño nace con un “yo” interior especial que lo hará crecer según un propio ritmo, a esto le llamamos Libertad de crecimiento.

Nosotros como adultos debemos tener en cuenta que la libertad por decidir el cómo y el cuándo voy por un nuevo reto, es una característica innata de todo ser humano, el cual nos acompañará a lo largo de nuestra vida. La exploración en el juego con libertad, es una actividad que favorece el descubrimiento de nuevas capacidad, las nuevas adquisiciones y el nuevo aprendizaje surgen a partir de las condiciones que nosotros les ofrezcamos a nuestros hijos. Un espacio seguro y provocador en oportunidades, genera un desarrollo eficaz, sin la necesidad de forzar o acelerar el crecimiento, si no con el respeto a la individualidad de elección con el que cada ser nace.

Lic. Milagro Nieva Bazalar

Licenciada en Educación Inicial y especialización en Acompañamiento Temprano

Centro de Desarrollo Humano Zueh