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El difícil momento de la “Elección Vocacional”

A lo largo del desarrollo humano, una de las etapas que varios psicólogos señalan como crítica es la etapa de la Adolescencia.

Es un proceso intermedio entre la niñez y el mundo adulto, lo que conlleva grandes conflictos internos tanto en los adolescentes y en las personas ligadas a su entorno, que en muchos casos no saben cómo lidiar con ellos, hablo en el caso de los padres y adultos. Asimismo, este proceso puede ser crítico, pues los adolescentes se encuentran en un proceso de construcción de su propia identidad, están dejando de ser niños, y a la vez encaminándose hacia la adultez, lo que para ellos también puede significar gran incertidumbre y ansiedad.

Es en ese momento, donde la sociedad les exige y plantea la difícil tarea de elegir una carrera, algo paradójico a la vez, pues los adolescentes estaban acostumbrados en muchos casos a que las decisiones más importantes para ellos las decidan los demás, sus padres, los profesores o apoderados, siendo aún para ellos de gran necesidad y dependencia su apoyo.

Pues bien, ahora la sociedad les exige que tomen una decisión que puede significar su éxito o fracaso, aunque no creo que sea necesariamente así, pero la sociedad lo plantea de esa manera. Se les exige tomar una decisión en muchos casos “libre”, “personal”. Sin embargo, lo que constatamos es que son poquísimos casos donde alguien tome una decisión realmente libre, pues lo que hay en realidad son adolescentes que creen tomar una decisión personal y libre, cuando en el fondo eligen sin ser conscientes de los múltiples factores que determinan su decisión.

Toda elección implica ansiedad, es inevitable, el problema no es tenerla, sino que es lo que se hace con ella. Muchos aprendemos que la ansiedad es “mala”, y es necesario eliminarla de nuestras vidas. Del mismo modo, al elegir una carrera, tratándose del futuro, siendo una elección entre otras, ello genera grandes dosis de ansiedad. Ante ello, hay dos alternativas, tomar una decisión para evitar la ansiedad, lo que deriva en muchos casos a tomar decisiones que luego generaran gran arrepentimiento. Es el caso, de adolescentes que prefieren no hablar del tema, que ya lo tienen “decidido”, o eligen lo que sus padres les dijeron, o amigos, profesores etc, sin antes haber hecho debidamente una exploración de sí mismos y de lo que quieren hacer. Pues claro es lo más fácil decidir responsabilizando a los demás, una buena forma a corto plazo de atenuar la ansiedad, pero a largo plazo generará gran desazón. Por otra parte, la alternativa saludable y que les presentamos es la aceptar esta ansiedad como parte de un proceso natural, y no perder de vista lo que es más importante para uno mismo, puede ser una gran oportunidad de autoconocimiento y consolidación de la propia identidad, tarea que como señalamos al principio, es primordial en la adolescencia.

Finalmente, lo que hará que una elección sea satisfactoria, no tiene mucho que ver con tener o no ansiedad, o estar totalmente emocionado por una carrera, pues cómo habrán constatado, ello puede generar más confusión, pues una persona puede tener múltiples afinidades por diferentes carreras. Lo que se trata es de entrar en un proceso que no terminará, pero es preciso iniciarlo de la mejor manera, es el proceso del propio autoconocimiento, de entrar en contacto con la propia experiencia interna y externa, es decir ser consciente de uno mismo y de las diferentes posibilidades que presenta el mundo. Asimismo, al entrar en el camino del autoconocimiento, uno irá encontrando lo que realmente es más valioso para la existencia. Que no tiene nada que ver con los objetivos que estamos acostumbrados oír, “tener una casa, un carro, ser famoso, exitoso, buen profesional”, los valores trascienden todo ello, y nos guían como estrellas en el firmamento en un camino de vitalidad, a pesar que el camino no siempre sea favorable, hayan caídas y, lo importante es descubrir estos valores personales, donde la elección vocacional, será una parte más del gran proceso de vivir en coherencia con uno mismo.

Psicólogo Luis Enrique Armijo Eizaguirre

Centro de Desarrollo Humano Zueh

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