La ansiedad es una reacción compleja ante una amenaza de peligro. Algunos diferencian la ansiedad del miedo. Donde el miedo sería una reacción intensa ante un peligro inmediato, siendo este natural, automático para la supervivencia. Imagínense que un padre sale a caminar por la calle con su hijo, y al pasar por una casa con rejas, sale inesperadamente un perro negro grande, ladrando de forma rabiosa. La reacción inmediata ante ello es el miedo, el padre pone la mano sobre su hijo para protegerlo, el hijo también busca correr o ir hacia otro lado para protegerse, en tal caso la reacción inmediata sería el miedo, la ansiedad viene luego. Por otra parte, el miedo en el momento de peligro puede ser en forma de lucha, huida o parálisis. Estas son formas automáticas del cuerpo de respuesta, que nos activan para pelear o huir frente a situaciones amenazantes, en otros casos la parálisis o el “quedarse helado” es también una forma de respuesta.
En una parte profunda de nuestros cerebros existe una red de circuitos neuronales responsables del monitoreo de cuerpo y de los signos de peligro en el entorno, cuando este es percibido la alarma suena y lo que pasa luego es automático, difícilmente se puede parar. Asimismo, la adrenalina inunda las vías sanguíneas con múltiples propósitos, las cuales causan más de veinte respuestas biológicas inmediatas del cuerpo.
En este caso mencionaré unas cuantas para comprender mejor la función del miedo. Por ejemplo: las pupilas se dilatan para dejar entrar más luz en los ojos y mejorar la visión, el ritmo cardíaco se incrementa para llevar más oxígeno hacia las células de la sangre a través del cuerpo, la respiración es más rápida para proveer oxígeno y expulsar dióxido de carbono, los tubos capilares de la superficie de la piel se cierran para minimizar el sangrado en caso de una herida y muchas otras funciones se activan.
Desafortunadamente, estas reacciones del cuerpo surgen repentinamente y no son muy placenteras. Por otra parte, hay quienes disfrutan de ella, como las personas que realizan deportes extremos como el bungee jumping por ejemplo. Ello puede en tal sentido significar que todo depende de la forma como interpretamos diferentes situaciones.
No obstante, en muchos casos esto no pasa en la mayoría de niños, y estas reacciones son experiencias displacenteras. Si estos síntomas no serían de esta manera, habría un pobre mecanismo de defensa, sin la capacidad de captar nuestra atención para cualquier otro suceso. Imaginen un detector de humo que tiene una alarma con un sonido agradable y suave, no serviría mucho y como adultos podemos apreciar la necesidad de un mecanismo que llame nuestra atención ante el peligro. No obstante, los niños ante esta alarma, sólo saben que están en una situación severa de peligro y quieren que pare ya.
La ansiedad está asociada al miedo, pero se relaciona poco con los eventos que suceden en el momento presente como la anticipación de miedo o peligro a posibles sucesos futuros. Retomando el ejemplo del inicio, después de haber experimentado la situación de alarma del papá y el hijo ante el perro que salió por la reja ladrando, posteriormente ambos pueden empezar a pensar acerca de ese evento, recordar la experiencia del momento de peligro que pasaron y tal vez puedan sentir experimentar en cierto grado las sensaciones del corazón, agitación que tuvieron en ese momento. La mente puede recrear el evento, y en caso extremo el niño tal vez podría llorar, y no querer caminar nuevamente por esa calle, y en caso extremo no salir a ningún sitio, quedarse en su casa. Eso es la Ansiedad. Por ello, la ansiedad es más compleja que el miedo porque implica muchas reacciones, algunas automáticas y otras conscientes y útiles. Entre estas reacciones se encuentran miles de experiencias internas, pensamientos, sensaciones físicas, recuerdos y sentimientos. Por tanto, recordar un suceso que ocasionó miedo, puede evocar un eco de las respuestas automáticas que describimos líneas arriba, siendo esta una manifestación de la ansiedad en el cuerpo.
Naturalmente ante una situación de amenaza que experimente un niño, el padre busca protegerlo lo más pronto posible. En el caso de la ansiedad, cuando el niño presenta todas estas emociones y los padres hacen lo mismo como si se tratara de un hecho externo, buscan evitar el problema y sacarlo inmediatamente de esa situación, esto es lo que vendría a denominar la “Danza de la ansiedad”. ¿Por qué Danza? porque ante la reacción de ansiedad, los padres también suelen reaccionar en la misma línea de la ansiedad del niño, evitándola.
Lamentablemente, a largo plazo esto puede ser contraproducente y ocasionar que la ansiedad se agrave, imposibilitando a tantos padres e hijos a seguir con las cosas que son valiosas para ellos, siendo la eliminación de la ansiedad ahora una prioridad. Tratar la ansiedad es más que buscar eliminar los síntomas. Es ir y buscar comprender el mundo interno de pensamientos emociones y conductas externas de ansiedad, todo ello para crear una nueva danza. Si quieres conocer más sobre la ansiedad y cómo afrontarla de una manera saludable y efectiva, ven al Centro ZUEH donde te mostraremos como dar estos nuevos pasos.
Escrito por:
Luis Enrique Armijo Eizaguirre
Psicólogo