En un mundo ideal los padres naceríamos con el conocimiento y la suficiente experiencia para manejar eficazmente el comportamiento de nuestros hijos en diferentes situaciones. Utilizaríamos por ejemplo el reforzamiento positivo en el caso de los berrinches que surgen al ir a un centro comercial o supermercado o donde sea. Pero como te habrás percatado, en la realidad no es así y muchos padres caemos en frustraciones, desánimos y en casos extremos evitamos salir a lugares públicos para no vivir nuevamente una situación vergonzosa. En ese sentido, aquí te presentamos algunas ideas que te pueden ayudar a poder confrontar los berrinches.
En primer lugar, te habrás preguntando: ¿qué es el reforzamiento positivo? El reforzamiento positivo es la consecuencia ante un determinado comportamiento. En este caso son consecuencias que una persona deseaba o esperaba. Es decir, los seres humanos y muchas especies en general, actúan y repiten ciertas conductas en la medida que las consecuencias son las que esperábamos y queríamos.
En segundo lugar, te preguntarás: ¿qué tiene que ver esto con los berrinches?. Tiene mucho que ver, porque gran parte de los berrinches se rigen por este principio. Por ejemplo: si sales al centro comercial y tu hijo se pone a llorar y gritar (berrinche) por un carrito de juguete que vio en el mostrador, ante ello, por evitar la vergüenza que ello ocasiona ante las demás personas los papas cedemos y compramos el carrito. Por lo tanto el niño relaciona el berrinche (gritar o llorar) con una consecuencia que deseaba, «el carrito» (reforzamiento positivo).
Ahora bien, hasta aquí te habrás dado cuenta que muchas veces los berrinches son reforzados por los mismos padres, ya que al ceder ante sus hijos a los gritos y llantos, ellos aprenden que así se obtienen ciertas cosas deseadas para ellos.
De esta manera, es preciso generar un cambio en las consecuencias de las conductas de los niños. Es importante establecer expectativas claras de comportamiento en todos los entornos. Por ejemplo, cuando el niño quiere pedir algo, si lo hace llorando y gritando, los padres ante ello no deben ceder. Por el contrario, cuando piden las cosas amablemente se refuerza positivamente esta conducta. Los reforzadores pueden ser diferentes dependiendo de cada niño, puede ser una sonrisa, un abrazo, un dulce. Es recomendable empezar este cambio en casa sobretodo, ya que si se aplica consistentemente allí, se puede generalizar a lugares públicos.
Por último, los berrinches tienen diferentes formas particulares de manifestarse correspondientes a la realidad concreta de cada niño. Por ello, es necesario analizar cada caso específico, y en el caso de ser referido a un especialista, se necesitarán llevar registros y observaciones sobre la conducta problemática y de acuerdo a ello, se elabora una estrategia de intervención para cada caso específico.
Escrito por:
Luis Enrique Armijo Eizaguirre
Psicólogo
Especialista en Terapia Conductual