Se acerca las vacaciones de verano y un gran deseo de olvidarse del colegio, las tareas, los trabajos y todo lo relacionado con temas académicos. Para nuestros hijos es un alivio poder desconectarse de algunas responsabilidades y poder jugar, pero para algunos de nosotros los padres, entra la preocupación del “tiempo perdido” en las vacaciones. El problema está, en que nos cuesta creer que existe un punto medio entre “aprender” y “disfrutar”.
La educación ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y se han encontrado nuevos métodos de aprendizaje, los cuales se adaptan a las nuevas generaciones y a sus formas de aprender. Es así como surge el aprendizaje funcional, que consiste en aprender algo que puede ser aplicado a situaciones concretas para solucionar problemas de la vida diaria. Lo interesante de esta nueva metodología es que propone el enseñar, no de una forma tradicional en papel y lápiz, sino a través de una forma lúdica y amigable.
Aprender de una manera didáctica y divertida es posible; y para este verano en Zueh hemos preparado talleres que propone continuar adquiriendo y reforzando conocimientos útiles para el día a día.
La finalidad de la educación es enseñar a vivir, por lo tanto el aprendizaje debe dar las herramientas para enfrentar y resolver problemas de la vida diaria. Esto se consigue con el desarrollo de capacidades como: comprensión, pensamiento crítico, creativo, ejecutivo y resolutivo.
Por ello, el aprendizaje no es solo el saber algo de memoria sino hacerlo funcional. Esto implica saber para qué me sirve lo que he aprendido y cómo lo puedo aplicar en diferentes situaciones concretas de la vida. Si consigo responder estas preguntas al momento de adquirir un nuevo conocimiento, entonces se puede decir que mi aprendizaje está siendo funcional, válido y eficaz.
Escrito por:
Anabelén López Orchard
Int. Psicología Educativa y Desarrollo Humano