Hablar de sordera, deficiencia auditiva, discapacidad auditiva o hipoacusia nos hace referencia a la disminución de la capacidad auditiva.
Esta tiene como consecuencia la falta de habilidad en la adquisición del habla, trastornos de la voz y alteraciones en el uso del lenguaje, además puede traer repercusiones psicológicas, tanto en el carácter de la persona que la presenta así como en su comportamiento, dependiendo de la intensidad y del grado de la afectación de la vía auditiva.
Entre las causas más comunes que encontramos para la pérdida auditiva están:
- Herencia: presencia de antecedentes de sorderas endógenas en familiares próximos.
- Embarazo: Enfermedades víricas en las primeras semanas del embarazo. Ejemplo: rubéola materna, medicación ototóxica, incompatibilidad de grupos sanguíneos, hemorragias con amenaza de aborto, ictericia, toxoplasmosis, etc.
- Parto: parto lento y/o complicado con instrumentación, prematuridad, bajo peso al nacer (menor a 1. 500 gr) longitud anormal al nacer, asfixia, ictericia y enfermedades que precisen incubadora o medicación especial.
- Postparto: Alejamiento del patrón normal de desarrollo, malformaciones del oído externo, nariz y paladar, enfermedades severas, meningoencefalitis, traumatismos cerebrales, anestesia general.
La deficiencia auditiva puede ser de 3 tipos dependiendo de la parte del oído afectada:
1) Pérdida auditiva conductiva: Cuando se encuentra afectadas las estructuras de conducción o transmisión del sonido (oído externo y medio). Algunas suelen ser recuperables de acuerdo a sus causas; mediante soluciones quirúrgicas. Entre las causas podemos encontrar: tumores, inflamaciones, líquidos, cuerpos extraños, tapones, etc. que provocan pérdida en la transmisión de sonidos de frecuencias altas; pérdida de elasticidad (perforación timpánica, anquilosis de la cadena, otosclerosis, que provocan pérdida de frecuencias bajas, aumentos de fricción (mala articulación de la cadena), que provocan pérdidas en las transmisión de los sonidos de frecuencias medias.
2) Pérdida auditiva neurosensorial: Es el resultado del deterioro o ausencia de células sensoriales (células ciliadas) en la cóclea, lo que afecta la función de transducción del sonido. Son irreversibles. Muchas de estas personas podrían ser candidatas a implante coclear.
3) Pérdida auditiva retrococlear: Es la ausencia o el deterioro del nervio auditivo, impide la transmisión de la información sonora necesaria al cerebro. Suele ser profunda y permanente.
4) Pérdida auditiva mixta: Cuando se encuentran afectadas las estructuras conductivas y perceptivas simultáneamente.
Cualquier sordera conductiva, neurosensorial o mixta conlleva una determinada cantidad de déficit auditivo, por lo tanto, cualquiera de estos tres tipos de sorderas, tienen que ser, al mismo tiempo: leves, moderadas, severas o profundas.
- Hipoacusia leve: Cuando la pérdida auditiva está entre 20 – 40 dB. Las personas que las presentan suelen adquirir el lenguaje de forma natural, accediendo a la información del lenguaje por vía auditiva. En algunos casos no demandan ningún tipo de ayuda técnica.
- Hipoacusia moderada: Cuando la pérdida auditiva está entre 40 – 60 dB. Son sorderas medias. Con el uso de audífonos pueden acceder a la información por vía auditiva sin mayores dificultades.
- Hipoacusia severa: Cuando la pérdida auditiva está entre 60 – 90 dB. Estas hipoacusias requieren de audífono o implante coclear. Las personas que la presentan acceden al lenguaje oral por terapia rehabilitadora a cargo del especialista y adaptada a cada caso.
- Hipoacusia profunda: Cuando la pérdida auditiva está por encima de 90 dB. Las personas con esta pérdida auditiva son candidatas a implante coclear, ya que la audición residual que presentan no es funcionalmente aprovechable.
- Cofosis: Es la pérdida total de la audición.
Asimismo, es importante conocer que el momento de la aparición de la pérdida auditiva influye directamente en la rehabilitación que se plantee. De esta manera, existen 3 tipos de pérdida auditiva.
- Prelocutivas: Sepresenta antes de la adquisición del lenguaje oral. Su etiología puede ser genética o accidental. Los pacientes con este tipo de sordera tienen mejor pronóstico cuando la implantación se da a edades tempranas. La evolución de cada caso en particular y los beneficios que se pueden obtener de cada implante están muy relacionados con el tiempo de sordera real del paciente, el aprovechamiento que ha conseguido de sus restos auditivos mediante sus audífonos, de su capacidad intelectual y de nivel del lenguaje oral comprensivo y expresivo que haya alcanzado, entre otras variables.
- Perilocutivas: Se presentan en el momento en que el niño empieza a hablar y aparece algún problema que daña el órgano auditivo. Su pronóstico dependerá básicamente del tiempo que pase desde la sordera hasta su detección y la posterior toma de decisiones tecnológicas y rehabilitadoras. En el caso de ser necesaria la implantación es aconsejable que se haga rápidamente con el objeto de que la memoria auditiva del niño no se deteriore.
- Post locutiva: Son sorderas que se presentan cuando ya se ha adquirido el lenguaje oral. Tienen mejor pronóstico.
Saber esta información podrá darnos un panorama más claro sobre la manera de intervenir, asimismo nos permitirá crear expectativas más reales de acuerdo a las características, tipo y grado de pérdida auditiva que presenten nuestros niños
Escrito por:
Sumny Jara Flores
Lic. en Educación Especial con Especialidad en Disturbios de la Comunicación
Mg. Fonoaudiología y Problemas de Aprendizaje
Actualmente, Sumny es Terapista de Lenguaje y Aprendizaje en el Centro de Desarrollo Humano Zueh