La incorporación adecuada de las consistencias en alimentación es un tema que en general en nuestro país es indicado por el pediatra a los padres que asiste con su hijo a control de niño sano. Mientras que las posturas y herramientas utilizadas en la alimentación son generalmente elegidas por los padres según intuición o consejos de familiares. Aquí les damos algunas pautas generales para absolver dudas:
Entre los 0 a 4 meses los bebes nacen con una boca pequeña, ocupada completamente por la lengua. Diseñadas para la succión del pezón, garantizando una extracción adecuada de la leche. Los movimientos linguales se limitan a ser anteroposteriores, lo que es realizado en conjunto con la mandíbula. Este movimiento garantiza la maduración mandíbula, que a su vez permite el aumento de tamaño de la boca. El único utensilio de alimentación recomendado es el pecho materno. Sin embargo; producto de decisiones médicas o propias de los padres el menor puede ser alimentado con biberón.
Entre los 4 y los 6 meses el menor presenta avances motores que sustentan el cambio en su alimentación. Es capaz de apoyar la cabeza y comienza el descenso de la laringe. La mandíbula ha comenzado a crecer hacia abajo y adelante. La lengua cuenta con mayor espacio para desplazarse. Puede comenzar con los juegos bucales, de labios y lengua, que favorecerán la sensación de los movimientos necesaria para el desarrollo de los mecanismos de alimentación y habla. El bebe es capaz de coger objetos, por lo que los padres deben estar atentos a cambiar la forma del biberón para estimular al menor a sostenerla, desde 4 meses y medio los niños pueden sostenerlos con las dos manos, y desde los 5 meses y medio pueden ayudar a sostenerla con una mano. El mismo principio sustenta el hecho de incorporar la utilización de taza con grandes asas en esta etapa.
Entre los 6 a 10 meses los bebes comienzan a sentarse y tienen mayor estabilidad, también la región oral continúan los movimientos linguales, ahora hacia arriba y abajo, que asociado a un mayor control de los labios, hacen más eficiente la succión del pezón y además facilitan la aparición de los fonemas. A los seis meses, comienza la dentición y con esto una salivación exagerada. Se recomienda incorporar las primeras papillas, idealmente este debe ser presentado en una cuchara de té, inicialmente plana. En los meses siguientes el niño adquiere habilidades que facilitarán el paso a la deglución. A los siete meses, el menor es capaz de desgarrar los alimentos. A los nueve meses el labio superior es capaz de moverse hacia abajo para arrastrar la comida de la cuchara y al tragar se cierran los labios con fuerza. Este movimiento labial se manifiesta claramente en la aparición del balbuceo y sus característicos sonidos bilabiales (ma, ba, pa).
Entre los 10 y 12 meses, comienza la masticación por lo que uno esta edad debe recibir alimentos enteros o parcialmente molidos para facilitar el desarrollo de la masticación. Las papillas lisas deben ser reemplazadas por puré grumoso. Se recomienda chancar con un tenedor los componentes blandos (arroz, papas, fideos) y los demás componentes licuarlos, presentando así, las dos consistencias en un solo plato.
Es recomendable ofrecer alimentos enteros (galletas, pan) para que ejercite movimientos verticales mandibulares de corte. Es posible observar que en esta etapa el labio inferior comienza a moverse hacia atrás cuando la cuchara sale de la boca, permitiendo un selle eficiente y evitando escape de alimento.
Entre los 12 a 18 meses: a los doce meses el menor presenta el inicio de la marcha, la aparición de las primeras palabras y de los primeros molares temporales. Se observa elevación lingual esporádica. Hasta los 15 meses aún no existe maduración suficiente para que la punta de la lengua suba y se ubique en la parte anterior del paladar. La incorporación de comidas picadas (excepto carnes), favorece la masticación, que se realiza con ayuda de mejillas y participación activa de comisuras. Aún se puede ver la protrusión lingual dentro de la taza, lo que facilita la estabilidad necesaria para la deglución del líquido.
A los 15 meses puede limpiar su labio inferior, utilizando los incisivos superiores en arrastre. Cuando realiza corte de alimentos enteros (carne) lo acompaña de movimientos de la cabeza o del cuerpo hacia atrás.
Entre los 18 a 24 meses, si aún utiliza biberón; a los 18 meses puede tomarla y elevarla hasta autoalimentarse. Es muy hábil autoalimentándose con los dedos e intenta probar con otros utensilios (tenedor). Es recomendable que tome todos los líquidos en vaso, taza o botella de boca angosta. A los 18 meses pueden tragar con un cierre suave de los labios y la punta de la lengua elevada. Esta elevación del ápice lingual (punta de la lengua) no ocurrirá mientras se alimente al niño con biberón, pecho o taza con boquilla, evitan que la lengua suba. Idealmente la incorporación del vaso (sin accesorios) sea temprana para asegurar el cumplimiento de la etapa siguiente. Es necesario incorporar al niño paulatinamente en la rutina familiar. Aunque los horarios no coincidan, intentar que al menos una de sus comidas sea acompañado de la familia y se incorpore a la rutina social que ello conlleva.
De 2 años en adelante, a los 24 meses la mayoría de los niños reemplaza la protrusión (sacar la lengua) por la elevación lingual de forma independiente de la mandíbula y presenta un cierre suave de los labios, evitando que caiga saliva o alimentos. Aparece el segundo molar, con lo que se completa la dentición temporal, y se produce el segundo levante fisiológico y el consecuente aumento de espacio intraoral. Siempre que se incorporaran apropiadamente los utensilios, consistencias y posturas; el menor cuenta con un mecanismo de alimentación adulto. El desagarre no presenta movimientos asociados de cabeza o cuerpo, se realiza con incisivos. Durante la masticación presenta movimientos mandibulares de rotación, siendo capaz de movilizar el bolo de un lado al otro de la boca. Es capaz de adecuar las fuerzas y los movimientos a las texturas de los alimentos.
Se sugiere a los padres visitar a un especialista en motricidad orofacial para definir pautas correctas de alimentación (consistencias, utensilios y herramientas) y evaluación de descarte de alteraciones como el frenillo, hipotonía muscular u otros.
Jennifer Mostacero Soria
Lic. en Educación Especial especialista en Inclusión Educativa y Apoyo a la Diversidad
Miembro de la Comunidad Orofacial Latinoamericana
Mg. en Docencia y Gestión Educativa
Terapeuta de Lenguaje y Aprendizaje en el Centro de Desarrollo Humano Zueh